Carta 37 de Santa Catalina de Siena
En nombre de Jesucristo crucificado y de la dulce María.
Queridísimo hijo en Cristo, el dulce Jesús. Yo, Catalina, sierva y esclava de los siervos de Jesucristo, os escribo en su preciosa sangre con el deseo de veros morador de la celda del conocimiento de vos y de la bondad de Dios en vos.
Esa celda es una morada que la persona lleva consigo a donde quiera que vaya. En ella se adquieren las verdaderas y reales virtudes, y singularmente la humildad y la ardentísima caridad. Como consecuencia del conocimiento de nosotros mismos, el alma se humilla reconociendo su imperfección y que por sí misma no existe, pues comprende haber recibido de Dios su existencia. Por eso reconoce también la bondad de Dios en ella.
A esa bondad le atribuye su existencia y todos los dones que a la existencia se han añadido. De este modo adquiere una verdadera y perfecta caridad, amando con todo el corazón, con todo el afecto y con toda su alma. Porque ama, concibe rechazo a los sentidos egoístas y, por el rechazo al mal que hay en sí misma, se encuentra contenta con que Dios quiera y sepa corregirla del modo que desee a causa de los pecados… Sigue leyendo en el enlace abajo.
Carta 37 Las dos celdas del monje
Dos enlaces:
Paz y bien, “Se pregunto a un anciano ¿Cómo debe ser el monje?..El anciano respondio : Según yo , debe estar solo ante Aquel que está solo, porque es el Único”…Santa Catalina ruega por nosotros
Gracias Betocuá! Un abrazo en Cristo Jesús.