Todas las civilizaciones precedentes han tenido un medio de relacionarse con el más allá de la muerte. La realidad de la muerte ha estado presente en su cultura y han adoptado diferentes ritos o ceremonias que eran la manifestación exterior, a nivel social, de la dimensión espiritual en la concepción de la vida de sus habitantes y de su relación personal con el mas allá.
El hombre moderno, librado al ídolo de la razón y entregado a una concepción de la realidad materialista en la que solo es aceptado lo que puede ser constatado empíricamente, vive bajo el peso del sin sentido existencial en un mundo regido por el caos donde cualquier desgracia le puede suceder en cualquier momento y se ve abocado a llevar una vida que se convierte en una constante huida de la realidad de la muerte y de su angustia vital consecuencia de su interpretación materialista de la realidad…