Estimados amigos/as:
Queremos recomendar la lectura del 7º relato del libro «Relatos de un Peregrino Ruso», particularmente desde la pag. 158 a la 161 del archivo Pdf al que hacemos link en esta entrada y del que citamos fragmentos en el post de hoy.
Allí se dialoga sobre el sentido y el modo de orar por los demás con argumentos sicológicos y evangélicos, que nos parecen muy interesantes. Un saludo a todos invocando a Cristo.
Fragmentos
El espíritu puede darse al espíritu, y actuar beneficiosamente sobre otro, y atraerlo a la oración, a la vigilancia. Puede darle ánimos en el desaliento, apartarle del vicio y despertarle a la acción santa.
Y es así, ayudándose mutuamente, como ellos pueden volverse más piadosos, más enérgicos espiritualmente, más respetuosos. He aquí el secreto de la oración por los demás, que explica la piadosa costumbre entre los cristianos de rezar unos por otros y de pedir las oraciones del hermano.
Y con esto puede verse que no es que Dios esté complacido, como lo están los grandes de este mundo, por los muchos ruegos e intercesiones, sino que el propio espíritu y poder de la oración purifica y despierta al alma por la que la oración es ofrecida, y la dispone para la unión con Dios…
Todo lo que he dicho es una argumentación psicológica, pero si abrimos la Sagrada Escritura podemos verificar su verdad. Jesucristo dice al Apóstol San Pedro: He rogado por ti para que no desfallezca tu fe. Aquí veis que el poder de la oración de Cristo fortifica el espíritu de San Pedro y le da ánimos cuando su fe es probada. Cuando el Apóstol San Pedro estaba en prisión, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
Aquí tenemos revelada la ayuda que la oración fraternal aporta en las circunstancias difíciles de la vida. Pero el precepto más claro acerca de la oración por los demás viene dado por el Apóstol Santiago, de este modo: Confesaos, pues, mutuamente vuestras faltas y orad unos por otros…Mucho puede la oración fervorosa del justo.
…
La oración que se ofrece a Dios, por el motivo que sea, no debe, ni puede, alejarnos de la sensación de la Presencia de Dios, ya que si es un ofrecimiento hecho a Dios ha de ser, naturalmente, en Su Presencia.
En cuanto al método de rezar por los demás, hay que observar que el poder de este tipo de oración consiste en una auténtica simpatía cristiana con nuestro prójimo, y tiene una influencia sobre su alma en la medida de esta simpatía.
Por lo tanto, cuando se dé el caso de que pensemos en él, o en el momento fijado para ello, es bueno traer su imagen mental a la Presencia de Dios y ofrecer una oración de la siguiente forma: «Oh, Dios misericordioso, hágase tu voluntad que quiere que todo hombre sea salvo y acceda al conocimiento de la verdad, salva y socorre a Tu siervo X. Toma este deseo mío como un grito de amor, que Tú has mandado.»
Normalmente, vos repetiréis estas palabras cuando vuestra alma se sienta movida a ello, o bien podéis rezar el rosario con esta oración. He comprobado por experiencia cuán beneficiosamente actúa esta oración sobre aquel por quien se ofrece…
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