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«¿Cómo organizaros para gozar de la paz del alma? Aseguraos una soledad interior. Pero esta soledad no es sólo un vacío; no se puede adquirirla simplemente haciendo el vacío en el interior de sí mismo. Cuando os retiréis, en vuestro interior, manteneos ante el Señor y permaneced en su presencia, sin dejar que los ojos de vuestro intelecto se separen de Él.
He aquí el desierto verdadero; permanecer cara a cara con el Señor. Es un estado que se conserva y se mantiene por sí mismo. Estar con el Señor es el fin de nuestra existencia, y cuando estamos con Él, no podríamos dejar de sentir una impresión de bienestar; ese sentimiento atrae muy naturalmente nuestra atención, y del mismo modo la atrae sobre el Señor que es su fuente».
“Consejos a los ascetas” de Teófano el Recluso – Editorial Lumen
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