CONTRA LOS PENSAMIENTOS MALIGNOS
Evagrio Póntico
Si los pensamientos tentadores se muestran particularmente obstinados, el monje recurre a «breves e intensas oraciones» que él —como se entiende por el contexto— extrae principalmente del tesoro de los textos de la Escrituras que ha memorizado. De esta raíz han brotado tanto el método de la «confutación» como la incesante oración del corazón. Este uso específicamente monacal de la Escritura presupone que se comprenda su sentido espiritual o «místico», es decir que no se encierre la palabra inspirada —como frecuentemente lo hace la comprensión histórica— en la irrepetible situación temporal de su formulación, sino que, por el contrario, se la abra en el Espíritu Santo a su siempre actual plenitud y cumplimiento en Cristo. En una ulterior etapa, este «sentido místico» es llevado al plano personal, siendo así interiorizado. De este modo, el que reza entra personalmente en la plenitud de la historia de la salvación.
Ocasión de la obra:
El Antirrhetikos es, como la mayoría de los escritos evagrianos, un escrito de ocasión o, más aún, a pedido. Por una feliz circunstancia ha permanecido accesible a nosotros, en una traducción árabe, la carta de un cierto abad Lucio a Evagrio, a la que siguió un escrito de respuesta que se encuentra entre las cartas de Evagrio. Dado que esta correspondencia permite comprender un aspecto importante de los sucesos que han llevado a la composición del Antirrhetikos, la reproducimos aquí:
«Tú, oh padre, habitas en el desierto como en el seno materno desde hace muchos años, luchando contra los enemigos invisibles, oh venerable padre Evagrio, revestido de las fatigas [de la ascesis] útiles al alma, y te has convertido en un tan experimentado luchador contra los espíritus de la maldad que no sólo ya no te dejas asustar a la vista de los demonios, sino que incluso llamas a ti a otros para que se vuelvan también luchadores contra los espíritus impuros y los pensamientos contaminados. Por ello ruego a tu paternidad que me enseñes de qué modo debo combatir a los que pertenecen a las tinieblas, y ruego insistentemente a tu santidad que compongas un tratado claro, que me explique toda la malicia de los demonios, que por propia iniciativa se cruzan en el camino del monacato, y que tengas a bien enviarme este [tratado] para que sin fatiga también nosotros repelamos lejos sus pérfidos ataques. Sé que tú escuchas al que te pide a propósito de asuntos espirituales; por ello te he confiado este [pedido]. ¡Que estés bien en el Señor!»
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Dos enlaces:
Paz y bien hn@s: Muchas gracias por el aporte de esta obra, bendiciones
Un gran regalo esta obra que merece un estudio serio y pausado, esperemos que así pueda ser.